Todo el mundo decía que aquel
lugar estaba encantado por algo. Algunas personas decían que estaba
el alma de los locos con sed de sangre, otros decían que los
científicos habían realizado experimentos con ellos y se convertían
en otros seres. Yo me decidí a entrar ya que no me creía las
historias, cuando entré, las puertas se cerraron solas, decidí
investigar a ver que que había. De repente vi a una persona
corriendo hacía mí, me abrazo y de repente me desmayé, sigo sin
saber que hicieron con mi cuerpo ese tiempo... Al despertarme un
hombre alto y con la cara deformada me preguntó si me quería quedar
a vivir con ellos, yo asustado acepté con temor, ya que si rechazaba
no sé qué me harían. Desde entonces tengo una habitación y todos
los días tenemos carne fresca, aunque cada día falta más gente en
la mesa.
Denis Sandru
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